La enseñanza propuesta está enraizada en la tradición hindú, pero no se propone difundir ninguna forma de neo-hinduismo. Su objetivo es abrirse a una comprensión universalista de lo espiritual. Una abertura en la que se encuentran los cimientos del Advaita-Vedanta.
¿Por qué tal enfoque? Porque está inscrito en el corazón de la tradición hindú.
Como dice el Rig Veda:
«Lo que es Uno, los Sabios hablan de ello de varias maneras» (1, 164, 46)
Y el Brahmabindu-Upanishad afirma:
«Las vacas tienen varios colores, pero la leche tiene un color único. La Gnosis debe ser considerada como la leche y la que lleva las marcas distintivas (de una creencia) debe ser considerada como las vacas». (Verso 19).
El problema es simple: desde el momento en que crees en la existencia de una Realidad trascendente, como quiera que la llames, tienes la opción de elegir entre dos posiciones. O bien consideras que tal tradición, tal religión está en la verdad y que las demás están en el error o en un enfoque incompleto de la Verdad y éste es el posicionamiento del sectarismo; o bien piensas que todas las grandes tradiciones están enraizadas en la misma Verdad, y éste es el posicionamiento del universalismo que nos proponemos desarrollar.
Este desarrollo es la continuación de una serie de obras inauguradas en Occidente por René Guénon, Ananda Coomaraswamy, Frithjof Schuon, Titus Bruckhardt, Léo Schaya… por nombrar sólo las más conocidas.
La adopción de la perspectiva del universalismo encuentra dificultades, porque el estudio comparativo de las doctrinas muestra un conjunto de contradicciones. Algunos dicen esto y otros dicen lo contrario.
¿Quién tiene razón? ¿Son estas contradicciones reales? ¿O son sólo malentendidos mutuos que resultan de un conjunto de enfoques que parten de puntos de vista diferentes? ¿Es posible aprehender de manera holística todas las grandes doctrinas de la humanidad y determinar la estructura que les es común?
Estas son las preguntas que nos proponemos seguir en nuestros estudios sobre el universalismo.