Maieutique Transcendante.

HERRAMIENTAS INICIATICAS

HERRAMIENTAS Iniciaticas

Los cuatro pilares de la realización espiritual

Sólo se puede avanzar en el Sendero que proponemos si se ponen en práctica cuatro «pilares», cuatro elementos:

  •  El establecimiento de una relación iniciática.
  •  El estudio de los textos de enseñanza.
  •  La práctica.
  •  La perseverancia.

 

Naturaleza de la relación iniciática
El primer e indispensable elemento, que constituye de hecho la piedra angular del edificio iniciático, es el establecimiento y el mantenimiento prolongado de una relación iniciática. 

Tal relación existe en dos niveles: en el nivel visible y en el nivel invisible.

En el nivel visible, es la comunicación de un conjunto de técnicas, de ejercicios y de prácticas espirituales que permiten desvelar la Presencia divina que mora en cada uno. Es también el diálogo y la enseñanza oral, que tienen una importancia fundamental, porque cuando leéis, interpretáis vuestra lectura a través del velo deformante de vuestro condicionamiento personal. Si no hay nadie para indicaros el sentido exacto de la interpretación tradicional, estáis expuestos a todas clases de malas comprehensiones posibles.

Es únicamente por el diálogo que podemos asegurarnos de que podéis comprender y vivir correctamente la enseñanza tradicional. La iniciación es una ciencia metapsicológica precisa. La menor deformación puede tener unas consecuencias muy graves. Ahora bien, hay que saber que, si una parte de vuestro psiquismo está interesada por la espiritualidad, existen otros aspectos de vuestro psiquismo que no se interesan en absoluto por ella y corréis el riesgo de tener que afrontar unos obstáculos si os comprometéis con determinación en el Sendero espiritual. A causa de estos aspectos del psiquismo hostiles a la espiritualidad, ya que a ésta les molesta, la relación iniciática resulta indispensable para evitar que caigáis en las múltiples trampas y resistencias que vuestro ego suscitará sin duda alguna.

En el nivel invisible, la relación iniciática, es la transmisión de una influencia espiritual que pone al recipiendario en contacto con una corriente del Poder divino (Shakti) en su aspecto de Gracia salvadora.

Sin Ella, la Realización espiritual es muy aleatoria, porque las fuerzas individuales son débiles. Cuanto más aprendáis a abriros a la Gracia, más constataréis que un poder extraordinario y luminoso desciende en vosotros, disuelve los bloqueos, ilumina vuestros pasos y os empuja hacia adelante. Esta Gracia, esta energía no pertenece a ningún instructor espiritual. Atraviesa al instructor como Ella atraviesa a los aspirantes.

Así, los encuentros iniciáticos son unas oportunidades para renovar y reforzar vuestra capacidad para captar una forma particular de Energía espiritual; y si estos encuentros obedecen a un cierto ritual, es precisamente con el fin de favorecer el descenso de la Gracia Divina. 

 

 

El estudio de los textos
El segundo elemento que hay que poner en práctica es el del estudio. La enseñanza escrita y la enseñanza oral se completan.

En lo que concierne a los textos del Adeptado, una lectura única no será suficiente. Habrá que leer y releer esos textos numerosas veces. Esto puede pareceros extraño, pero si queréis integrar la enseñanza en vuestra vida, constataréis la legitimidad de esta directiva. En el curso de las sucesivas lecturas, llegaréis a ser cada vez más capaces de vivir y sentir lo que está escrito. Realizaréis que existe toda una serie de niveles de comprensión, cada vez más profundos. Iréis así, de una comprensión a otra más amplia y más viva. Esto constituye toda una parte del camino. Las lecturas y relecturas deben ser para vosotros unos instrumentos que os permitan acceder a una vivencia interior cada vez más intensa y transfiguradora.

 

 

La práctica
La persona a quien se ha transmitido la iniciación está en posesión de una iniciación virtual; lo que hace pasar esta iniciación virtual a una iniciación efectiva es su trabajo interior, su práctica de la disciplina espiritual (sâdhana) que se le transmite. Iniciación efectiva que es la única en darle acceso a la vivencia interior correspondiente.

La práctica de las enseñanzas transmitidas es por lo tanto fundamental. Leer, escuchar, comprender resulta insuficiente. Sin práctica, ninguna Realización espiritual es posible. Podéis ser un gran erudito en materia de esoterismo, si no practicáis una disciplina cada día, con asiduidad y regularidad, os encontráis fuera de toda clase de Sendero y ni siquiera merecéis el título de debutante. Numerosos son los que quieren adornar su vida con una pequeña capa de barniz espiritual. Para eso leen algunos libros, asisten a conferencias y charlan con amigos. Quien quiera ir más allá, deberá tomar el yugo de la disciplina. Y para ello, tendrá que dominar los aspectos inferiores de sí mismo, dominar su mente, desarrollar su voluntad, aceptar esfuerzos y privaciones. Toda la dificultad se encuentra en eso. Pero sólo los que hacen esfuerzos obtienen la Salvación. Los otros no son más que diletantes.

 

 

Características de la práctica

La práctica comporta tres aspectos:

  • El respeto de una ética.
  • La práctica contemplativa.
  • Las “tomas de consciencia” en el seno de la vida activa.

 

 

El respeto de una ética
La ética reside en un esfuerzo sincero para intentar acercarnos, en la medida de nuestras posibilidades, a la conducta ideal tal y como la define lo que llamamos las Reglas de vida (Yama, Niyama). Estas diez Reglas de vida que crean el contexto existencial favorable para la realización espiritual son: la no-violencia (Ahimsâ), la veracidad, (Satya), la honestidad (Asteya), la templanza (Brahmachârya), el desapego (Aparigraha), la pureza (Shaucha), la satisfacción (Samtosha), la ascesis (Tapas), el estudio (Svâdhyâya) y la devoción (Isvara-pranidhâna).

Un texto titulado «Exposición de las Reglas de vida» analiza en detalle los aspectos y consecuencias de cada una de estas Reglas. 

 

 

Práctica contemplativa
La práctica contemplativa consiste en reservaros unos momentos de recogimiento que debéis introducir en el seno de vuestra vida. 

Se caracteriza por la realización de dos meditaciones (dhyâna) cotidianas de media hora cada una. A esta práctica diaria se añaden algunas prácticas episódicas, rituales o de otro tipo, de una duración más importante.

Sin momentos de aislamiento y de recogimiento, vuestras experiencias espirituales se quedarán en la superficie y carecerán de profundidad. El problema es que, hoy en día, la mayoría de la gente ignora todo de la vida contemplativa y se deja absorber por el activismo. Habrá que ir contra la corriente de la tendencia general y, a veces, luchar firmemente para instaurar unos momentos de contemplación en su programa diario.

 

 

Tomas de consciencia en el seno de la vida activa
Existen para cada etapa de la iniciación unas “tomas de consciencia” específicas que deben ser cumplidas en el seno de las actividades cotidianas sin interrumpirlas. Este tipo de práctica, que necesita una vigilancia en el interior de cada una de las horas de la jornada, es fundamental para unas personas que, como no están viviendo en un contexto monástico, sólo pueden dedicar a la meditación una pequeña fracción de su horario cotidiano.

Por otra parte, la práctica contemplativa y la práctica espiritual en el interior de las actividades deben complementarse. Sin la práctica en el seno de las actividades, vuestra espiritualidad se refugiará en unos momentos privilegiados y permanecerá incapaz de transformar la totalidad de vuestra vida.

Cuanto más constante esté el Despertar espiritual en el seno de vuestras actividades, mejores y más profundos momentos de contemplación tendréis. A la inversa, con la práctica, es posible hacer descender unas experiencias contemplativas en el seno de la actividad. Estos dos aspectos de la disciplina están por lo tanto en constante interacción.

 

 

Los esfuerzos necesarios
La práctica de esta disciplina espiritual (sâdhana) es perfectamente compatible con un trabajo profesional y una vida familiar. Su cumplimiento no exige más tiempo que una práctica deportiva no profesional, una iniciación al ajedrez o la práctica de cualquier forma de arte como aficionado.

Sin embargo, no debemos disimular el hecho de que seguir esta disciplina exige para la mayoría de las personas un esfuerzo voluntario importante. Esfuerzo que en sí mismo constituye una educación de la voluntad.

Por consiguiente, el impetrante debe estar dispuesto a organizar su vida de manera a reservar un sitio para la práctica formal. Asimismo, además del tiempo que hay que dedicar a las prácticas formales, debe estar decidido a hacer de lo espiritual el valor, si bien no exclusivo, al menos prioritario de su existencia.

La iniciación promete mucho, pero exige un gran compromiso consigo mismo. Se requiere la renuncia a los falsos valores del mundo.

Un dicho tradicional resume la situación: «Si nada se sacrifica, nada se obtiene».

Todo sistema iniciático es por definición una estructura selectiva. En consecuencia, lejos de incitaros a entrar en el Sendero iniciático, os recomendamos por el contrario:

Antes de solicitar una recepción de la iniciación, pensáoslo cuidadosamente, aseguraos que estáis dispuestos a hacer los esfuerzos requeridos.

Hace falta que la necesidad de Realización espiritual constituya para vosotros una necesidad profunda, que responda a una llamada interior.

 

 

La perseverancia requerida
Para avanzar en el Sendero espiritual que se abre ante vosotros, resultan indispensables la paciencia y la perseverancia.

La realización espiritual que os proponemos necesita tiempo. Es así para todas las iniciaciones auténticas y serias. No existe ninguna receta milagrosa. Numerosas enseñanzas pseudo-espirituales intentan seducir a la gente al prometer una Realización rápida y fácil. ¡Eso no existe!

Dado que no tenemos ningún interés comercial en la difusión de la enseñanza, podemos deciros la verdad. Se tarda en obtener la iniciación. Exige que se le dedique muchos esfuerzos y un cierto número de años. Numerosos son los que se desaniman. Es el Sendero de una minoría, pero está abierto a todos y si perseveráis, alcanzaréis la meta.

 

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